sábado, 7 de junio de 2014

despojos yankees (crónica habanera nº 3, y final)



Esta es una de tantas historias en las que lo cubano, lo español y lo estadounidense se dan la mano para explicarnos algún rincón de La Habana.


 El palacio conocido como Centro Asturiano fue construido en 1927 como sede social y benéfica de la extendida comunidad asturiana en Cuba. Como tantas otras instituciones de este calibre que se habían edificado a lo largo y ancho de la ciudad, se accedía mediante un carnet de pago -para engrosar las arcas que financiaban la mencionada beneficencia- y en ella se celebraban bailes y cualquier otra clase de eventos en los que permitiesen emborracharse, hacer negocios y buscar cónyuge. 


Hasta aquí todo normal. Lo que quizá les resulte interesante saber sobre el Centro Asturiano es que, al contrario que otros edificios de su misma quinta, ha sobrevivido al salitre y al tiempo no sólo por los excelentes materiales que se emplearon en su construcción, sino por haberse convertido en sede del Museo de Arte Universal. Efectivamente, esto quiere decir que dentro de sus marmóreas salas, aquéllas en las que antaño se metían mano los jóvenes ovetenses residentes en La Habana, hoy se expone la rapiña superviviente al 59 que se encontró en las iglesias españolas y las mansiones yankees. Tampoco nada que sorprenda: flamencos, holandeses y algún tonto del taller de Pacheco en lo que a lo religioso se refiere, y mucho francés de segunda -siglos XVIII-XIX- y estadounidense,  procedentes todos de las grandes villas del Vedado y Miramar. 




La organización museológica sigue un esquema por nacionalidades, y así encontrarán desde una sala griega, donde descansan las esculturas rescatadas de los jardines, a la correspondiente sala española, con todo el martirio que esto suele conllevar. Llama la atención, y aquí es donde quería yo llegar, la llamada sala estadounidense. Primeramente porque de sala tiene las paredes, la iluminación y los habituales cordones de terciopelo granate. Por lo demás, los cuadros y esculturas se amontonan polvorientos y sin embalaje de ninguna clase. Qué pena que haya que sobornar a los funcionarios  para poder tomar fotografías, no obstante pienso que esto es algo que cualquier interesado debería ver con sus propios ojos. Según la breve investigación que pude realizar al respecto, las obras llevan en ese estado desde que se abrió el museo, y no hay ni visos de colocarlas debidamente, ni tampoco de embalarlas para custodiarlas en el almacén. Yacen en este limbo, como trofeos de guerra, y cualquiera que conozca un poco a los de arriba estará de acuerdo conmigo en que esta situación no es fruto de la casualidad. Y es una lástima, porque yo desconozco bastante el campo, pero me pareció ver algunos dibujos de Picasso y más de un Bacon entres los despojos yankees. 

jueves, 5 de junio de 2014

El ISA en imágenes (crónica habanera nº 2)


1. Entre 1961 y 1965 Vittorio Garatti, Roberto Gottardi y Ricardo Porro proyectaron y dirigieron las obras de las Escuelas Nacionales de Arte, conocidas hoy día como el Instituto Superior de Arte o ISA, nombre más popular entre los cubanos, situadas en el municipio Playa, a las afueras de La Habana. Una alucinante constelación de arquitecturas de primerísima vanguardia, todas ellas realizadas en materiales baratos-predominantemente ladrillo- para no desentonar con el discurso de la Revolución. 



2. El arquitecto cubano Ricardo Porro dirigió la totalidad del proyecto, y se implicó de manera especial en  el diseño de la Escuela de Artes Plásticas, cuyas múltiples cúpulas fueron erigidas a imitación de las primeras iglesias cristianas de Bizancio. 


3. Pese a tratarse de una institución pública y estatal, como toda universidad en Cuba, los agentes de la garita exterior me negaron el paso el día que planeé mi visita. Más tarde algunos colegas cubanos me explicaron que al ser extranjera esperaban que les sobornase, cosa que evidentemente no hice. Encontré un hueco en las verjas de la parte trasera y accedí al recinto obviando lo ocurrido. 


4. Circulando por los pasillos que conectan los diferentes módulos, un guarda de seguridad me comentó amablemente que si no le daba unos dólares avisaría a sus amigos de la entrada para que me expulsasen. Suerte que, después de varios meses lidiando con la corrupción generalizada, le advertí que conocía perfectamente los límites de su potestad, y el tipo se esfumó rápidamente. 



4. Cada módulo de la Escuela de Artes Plásticas está dedicado a talleres colectivos organizados según los diferentes niveles y especialidades de la escuela. Muchos de ellos sirven también de salas de exposiciones e incluso de vivienda ocasional de los alumnos más aplicados. 


5. Los estudiantes que proceden de fuera de La Habana tienen derecho a alojamiento y manutención a cargo del Estado. En el caso del ISA estos lotes de viviendas enfatizan la connotación comunal y blindada que ya anunciaban los dispositivos de seguridad y los talleres abiertos y disponibles 24/7, dado que que se encuentran a sólo 50 metros de los mismos, en el interior del recinto cercado. 

 



6. Odalys Orozco, natural de Holguín, tiene 23 años y otras tantas exposiciones a sus espaldas. Bajo su mesa de estudio se esconde un camastro donde pasa la mayor parte de sus noches, y entre sus obras cuelga la ropa mojada. Cuando me enseñó su espacio en el taller le pregunté si sus bragas formaban parte de la instalación y se descojonó bastante, negándolo inmediatamente. 



7. Por suerte a Cuba todavía no ha llegado la estulticia generalizada que me hace a mí cotejar esta posibilidad. Fototropismo, un juego de lámparas fluorescentes que llamó poderosamente mi atención, presenta las medidas canónicas de muchas de las obras maestras de la Historia de la Pintura, como los Girasoles o la Monalisa


PD: Podéis contactar con Odalys a través de la siguiente dirección de correo electrónico:  odyemilia@gmail.com