martes, 26 de mayo de 2015

Pablo hacia el sol



La mejor parte del orgasmo, como todos sabemos, es cuando uno confirma con su cuerpo que éste se va a producir. Una luz tenue al horizonte que anuncia la explosión solar del amanecer más deseado. Hoy quiero hablar de algunas alboradas que precedieron al Cubismo y que, en la opinión de una renegada absoluta de Picasso -en términos muy personales, no vamos a ponernos ahora a discutir aquí si fue o no el gran referente del siglo XX, que sobre eso ya existe suficiente literatura-, constituyen el momento más precioso y más preciso de toda su trayectoria profesional. El mejor Picasso. Un Pablo que atisba el sol a lo lejos pero que se entretiene por el camino para saborear el delicioso momento de saberse en ruta. 

1906, 1907.  Máscaras prisioneras de guerra en París, soledad del Pirineo. Posos de tragedia azul, de academia, de rosa circo...los primeros rayos, el momento "justo antes de". Hasta septiembre pueden buscarlo en la marea de gris analítico que jalona hoy el corredor central del Museo del Prado. 

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